
Postdata: ¡Eres único, papá!
Desde la infancia vamos construyendo momentos inolvidables con pequeños y grandes logros: los primeros pasos y palabras; andar en bicicleta, aprender a leer, el primer día de clases, los exámenes y, finalmente, la graduación para emprender nuevos caminos.
Todo ha quedado grabado en nuestra mente, las sonrisas, las lágrimas… Y mucho aprendizaje.
Hoy podemos mirar atrás y ver cuánto hemos crecido. Podemos reconocer a quien estuvo, a veces silencioso, pero siempre presente para apoyarnos: ¡Papá!
Él cuidó nuestra espalda cuando dimos nuestros primeros pasos y nos envolvió en un abrazo cuando tuvimos miedo. También nos dio su consejo de amor y marcó el camino que debíamos seguir. Fue quien confió en nosotros y creyó que lo lograríamos, cuando estábamos iniciando el camino de la vida.
Su amor y cuidado nos acompañan aunque ya no seamos niños. Su mirada paciente, su fe en Dios y su gran ejemplo van siempre a nuestro lado.
¡Querido papá! Hoy queremos reconocerte, esforzarnos, creer y respetarnos como nos enseñaste.
En tu día, te deseamos lo mejor y te recordamos, ¡porque eres único!
Educación Adventista en Sudamérica
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